Buscar lo que no perece.
- Monjes Trapenses
- 21 oct 2018
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Evangelio según San Lucas 12,13-21.
En aquel tiempo: Uno de la multitud le dijo: "Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia". Jesús le respondió: "Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?". Después les dijo: "Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas".
Les dijo entonces una parábola: "Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: '¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha'. Después pensó: 'Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida'. Pero Dios le dijo: 'Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?'. Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios".
Reflexión:
La preocupación por los bienes de este mundo, y por la seguridad que con ellos creemos lograr, nos llevan al fracaso de nuestra vida espiritual porque enfocamos en lo que puede acabarse en cualquier momento. Debemos procurar lo necesario para la vida, pero no permitir que eso nos quite el impulso para buscar lo que trasciende y para lo cual hemos sido creados, el impulso para buscar a Dios. Cuando estamos verdaderamente en esa búsqueda la realidad del Señor Jesús comenzará a penetrar nuestra vida llenándola de sentido y así pararnos para la vida eterna.
P. Plácido Álvarez.
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