Cruz y gloria.

Evangelio según San Marcos 8,34-38.9,1.

Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?

Porque si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con sus santos ángeles". Y les decía: "Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de haber visto que el Reino de Dios ha llegado con poder".

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Meditación:

La cruz está en el centro mismo de la fe cristiana, pero no como hecho aislado sino como parte de un proceso que llega a su plenitud con la manifestación del Señor en su gloria. Es necesario pasar por la muerte aceptada libremente en el seguimiento, quizás eso no signifique el martirio de sangre pero sí una renuncia real para seguir a Cristo. Pero si nos avergonzamos de Cristo y de su exigencia radical evidentemente no arriesgaremos nuestra vida en ningún sentido y terminaremos perdiéndola sin se4ntio no futuro.

Hemos sido llamados pero tenemos que tener claro el costo del discipulado (creo que es frase de D. Bonhoeffer) y avanzar con fuerza y entusiasmo porque la meta es clara y está al alcance por gracias de Dios.

P. Plácido Álvarez.