Del corazón y la roca.
- Monjes Trapenses
- 13 sept 2019
- 1 Min. de lectura

Evangelio según San Lucas 6, 43-49.
No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas. El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca. ¿Por qué ustedes me llaman: “Señor, Señor”, y no hacen lo que les digo?
Yo les diré a quién se parece todo aquel que viene a mí, escucha mis palabras y las practica. Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida sobre roca. En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande».
Meditación:
La pregunta es qué tenemos en el corazón, es ahí donde se da la lucha crítica del ser humano. El mal siempre acecha para distorsionar nuestra realidad, el antídoto es escuchar y poner en práctica, es cimentarnos en la Palabra y construir sobre ella. Nunca es un trabajo terminado del todo y será puesto a prueba múltiples veces, pero resistirá si hemos trabajado bien con los dones de Dios y confiando en su misericordia.
P. Plácido Álvarez.
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