El corazón.
- Monjes Trapenses
- 14 sept 2018
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 4 oct 2018

Evangelio según san Lucas (6,43-49):
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca.
¿Por qué me llaman "Señor, Señor" y no hacen lo que digo? El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra, les voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente construida. El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó desplomándose.»
Reflexión:
El buen corazón y el mal corazón se manifiestan inevitablemente; el corazón debe estar edificado en Cristo de lo contrario no tendrá base en el bien y las tormentas que nunca faltan lo hundirán. La bondad a atesorar en el corazón es Cristo mismo; tener el corazón mismo de Cristo
P. Plácido Álvarez.
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