El poder de la palabra y el sufrimiento.
- Monjes Trapenses
- 26 jun 2020
- 2 Min. de lectura

Evangelio según San Mateo 8,5-17.
Al entrar en Cafarnaún, se le acercó un centurión, rogándole": "Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente". Jesús le dijo: "Yo mismo iré a curarlo". Pero el centurión respondió: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: 'Ve', él va, y a otro: 'Ven', él viene; y cuando digo a mi sirviente: 'Tienes que hacer esto', él lo hace". Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: "Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe. Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos", en cambio, los herederos del Reino serán arrojados afuera, a las tinieblas, donde habrá llantos y rechinar de dientes". Y Jesús dijo al centurión: "Ve, y que suceda como has creído". Y el sirviente se curó en ese mismo momento.
Cuando Jesús llegó a la casa de Pedro, encontró a la suegra de este en cama con fiebre. Le tocó la mano y se le pasó la fiebre. Ella se levantó y se puso a servirlo. Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y él, con su palabra, expulsó a los espíritus y curó a todos los que estaban enfermos, para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: Él tomó nuestras debilidades y cargó sobre sí nuestras enfermedades.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Meditación:
El ejemplo del centurión es profético, muestra cómo por la fe todos los pueblos entrarán al Reino de Dios; si bien Dios ha elegido al pueblo de Israel, por la fe todos los pueblos son elegidos, la clave está en si se reconoce a Jesús por quién él es y se confía en el poder de su palabra para sanar; por el contacto y por la palabra se opera la salvación, actúa así con la suegra de Pedro y en la expulsión de espíritus malignos.
Se cumplen así las profecías, pero hay una nota reveladora: la sanación se realiza porque Jesús ha asumido nuestras debilidades y cargó sobre sí nuestras enfermedades; el proceso lo toca a él profunda y personalmente, su poder está en su sufrimiento, esta es la realidad que es hay que aceptar, en la vida de él y en la nuestra.
P. Plácido Álvarez.
Comments