Fe y humildad.
- Monjes Trapenses
- 4 ago 2020
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Evangelio según San Mateo 15,21-28.
Jesús partió de allí y se retiró al país de Tiro y de Sidón. Entonces una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: "¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio". Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: "Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos". Jesús respondió: "Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel". Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: "¡Señor, socórreme!". Jesús le dijo: "No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros". Ella respondió: "¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!". Entonces Jesús le dijo: "Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!". Y en ese momento su hija quedó curada.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Meditación:
Una mujer extranjera pide Jesús ayuda para sanar a su hija. Como judío él se debe a su pueblo en primer lugar, pero el hecho de que él responde nos muestra la amplitud de su actitud ante la fe de la mujer, ante la fe de cualquiera de nosotros. Pertenecer a una etnia no es lo que cuenta sino la fe y en este caso también la humildad, pero en todo caso.
P. Plácido Álvarez.
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