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La compasión.

  • Foto del escritor: Monjes Trapenses
    Monjes Trapenses
  • 4 oct 2020
  • 2 Min. de lectura


Evangelio según San Lucas 10,25-37.

Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?". Jesús le preguntó a su vez: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?". Él le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo". "Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida". Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: "¿Y quién es mi prójimo?".

Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: 'Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver'. ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?". "El que tuvo compasión de él", le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: "Ve, y procede tú de la misma manera".

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


Meditación:


¿Nos interesa heredar la vida eterna? Al maestro de la Ley quizás le interese, a nosotros nos interesa. La respuesta del Señor lleva al maestro de la Ley a pronunciarse, lo hace correctamente pero entonces, para justificarse, abre la conversación al tema del prójimo; en una sociedad con muchas normas rituales que podían incidir sobre quién podía considerarse prójimo y quién no ese tema era delicado y podía comprometer a Jesús con una respuesta no aceptable a los más rigurosos.

Pero Jesús no se enfrasca en teorías sino que va sin rodeos al sentido común en una situación crítica en la cual prima lo que en el fondo es el deseo de Dios, o sea, el bien y la vida. Los judíos y los samaritanos no podían relacionarse, tampoco podían los sacerdotes o los levitas tocar sin contaminarse lo que podía ser un cadáver o un extranjero; sin embargo, el samaritano actúa generosamente hacia la víctima con preocupación y cuidado humanos. Y el maestro de la Ley tiene que reconocer que quien actúa con compasión es el prójimo del herido, la realidad se impone sobre la teoría. Se rompen los moldes y se revela la verdadera voluntad de Dios y su amor. La compasión es la clave que nos desafía cada día para alcanzar la vida eterna.

P. Plácido Álvarez.

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