La misericordia y el cambio.
- Monjes Trapenses
- 20 sept 2018
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Actualizado: 4 oct 2018

Evangelio según san Mateo (9,9-13):
En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: « ¿Cómo es que el maestro de ustedes come con publicanos y pecadores?» Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Anden, aprendan lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»
Reflexión:
La respuesta al llamado es lo que realmente cuenta, no el pasado de la persona; esto lo ha venido enfatizando el Papa Francisco. El caso de Mateo era el de un instrumento de la opresión del pueblo que sufría bajo impuestos excesivos de todo tipo y ellos se hacían ricos en el proceso; eran detestados y aislados, pero nada de eso es un impedimento para el Señor, lo que determina todo es la respuesta, su determinación de cambio, que queda demostrada por su seguimiento. Pero los fariseos desconocen el poder de Dios para atraer y cambiar, desconocen la misericordia de Dios, y se aferran a normas que ni saben cómo aplicar correctamente, porque desconocen la voluntad de Dios que da sentido a las normas.
P. Plácido Álvarez.
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