La persona, el bien supremo.
- Monjes Trapenses
- 16 ago 2020
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Evangelio según San Mateo 19, 16-22.
Luego se le acercó un hombre y le preguntó: «Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?». Jesús le dijo: « ¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos». « ¿Cuáles?», preguntó el hombre. Jesús le respondió: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo». El joven dijo: «Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?». «Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme». Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.
Meditación:
El hombre que se acerca a Jesús le pregunta por lo que es bueno, pero el Señor le contesta no acerca de lo que es bueno sino acerca de quién es bueno: Dios, sólo después lo remite a los mandamientos. El que pregunta pasa por alto el hecho significativo que Jesús primero le ha respondido con referencia a una persona: Dios, no una ley; esa es la óptica de Jesús, es el sentido más profundo de todo su ser y de su obra.
Dado el énfasis en la ley de los contemporáneos de Jesús no es raro que quien pregunta se le pase por alto el hecho clave y regresa al tema de la ley para preguntar acerca de los mandamientos. Jesús le da una respuesta muy sencilla, al alcance de cualquier judío: los mandamientos esenciales; éstos el hombre los cumple pero evidentemente siente que le falta algo y pregunta, pero no acepta la respuesta que se sale de la “norma” y lo vincula a una persona, que es el punto que él antes había pasado por alto.
Se puede y se debe hacer el bien pero el fin último y superior es la relación con Dios mismo en la persona de Jesús, lo cual se sale de la “norma” y es más exigente, pero al hombre le pesa su riqueza y no sabe dar el paso. Para cualquier cristiano, sea cual sea su estado de vida, lo primordial es la relación con el Señor y a obediencia a lo que él pida porque en eso está la vida del cielo, allí está el verdadero tesoro.
P. Plácido Álvarez.
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