La voz.
- Monjes Trapenses
- 29 nov 2018
- 1 Min. de lectura
Evangelio según San Mateo 4,18-22.
Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores.

Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres". Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron. Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó. Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.
Reflexión:
La reacción de los primeros apóstoles a la llamada de Jesús es algo desconcertante, tan rápida y sin aparente titubeo, un corte tan violento con la vida cotidiana; por otra parte ¿a quién le interesa pescar hombres? Esta situación en apariencia tan extraña es algo que se produce hasta nuestros días: alguien escucha una voz –que no tiene que ser externa- y su vida cambia, es como Dios actúa. Hay gente que lo deja todo para seguir al Señor, y eso tiene un impacto sobre el mundo.
P. Plácido Álvarez.
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