Oscuridad y luz generosa.
- Monjes Trapenses
- 4 ago 2019
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Evangelio según San Mateo 14, 13-21.
Al enterarse de eso, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos. Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos». Pero Jesús les dijo: «No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos».
Ellos respondieron: «Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados». «Tráiganmelos aquí», les dijo. Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
Meditación:
El asesinato de Juan el Bautista lleva a Jesús a retirarse a un lugar desierto pero la gente lo sigue y él responde a su necesidad. Su respuesta incluye un gran desafío a los discípulos, pero también responde al desconcierto de ellos ante una tarea imposible. En el panorama oscurecido por la muerte de Juan el Bautista el Señor introduce una nota de la esperanza definitiva: él proveerá incluso en situaciones imposible, así será su resurrección, luz que surgirá de las tinieblas.
P. Plácido Álvarez.
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