Palabras y obras.
- Monjes Trapenses
- 14 ene 2019
- 1 Min. de lectura

Evangelio según San Marcos 1,21b-28.
Jesús entró a Cafarnaún, y cuando llegó el sábado, Jesús fue a la sinagoga y comenzó a enseñar. Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas. Y había en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar: "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios". Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre". El espíritu impuro lo sacudió violentamente y, dando un gran alarido, salió de ese hombre. Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y estos le obedecen!". Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Reflexión:
Jesús no explicaba las lecciones de los maestros sino su propia lectura e interpretación, esto lo demostrará claramente más adelante en algunos casos controversiales. Pero su autoridad se muestra no sólo en palabras sino también en hechos, en este caso en su dominio sobre el mal. Se requieren palabras pero también obras; para nosotros significa escuchar al Señor para poder interpretar nuestras vidas y lo que él nos pide y también hacerlo.
P. Plácido Álvarez.
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