A Cristo la gloria.
- Monjes Trapenses
- 29 jun 2019
- 2 Min. de lectura

Santos Pedro y Pablo.
Hechos 12, 1-11.
2 Tm. 4, 6-8. 17-18.
Mt. 16, 13-19.
Hoy es la solemnidad de los santos Pedro y Pablo; el color rojo de las vestiduras sugiere el martirio de estas dos columnas de la Iglesia; la lectura de Hechos de los Apóstoles nos describe una persecución de la que San Pedro sale ileso milagrosamente, y en la de la segunda Carta a Timoteo San Pablo habla del martirio que ya ve cercano.
El evangelio nos describe el episodio clave de la vida de San Pedro que es la proclamación del Mesías, e interpretando el hecho en este el contexto litúrgico nos resalta la razón de ser de la misión y martirio de ambos hombres: Cristo mismo, el Hijo de Dios, por quien vale la pena morir.
Cristo con su muerte, resurrección y ascensión pasa, pero además de su Espíritu nos deja testigos a través de quienes recibimos su mensaje y llegamos a entender su vida, tal y como ella es asumida por Pedro y por Pablo, la vida que celebramos.
La muerte de estos dos apóstoles en Roma también es importante porque establece a esa sede como la cabeza de la Iglesia.
A nosotros nos consuela esta celebración con la realidad que el designio de Dios se cumple a pesar de las contrariedades que parecen interponerse a él, también nos plantea un desafío, el de la conversión y la entrega para ser nosotros también testigos creíbles del Señor con la fuerza que él mismo nos da. Perseveremos como Pedro y Pablo, demos testimonio con nuestras propias vidas; entreguémonos, dejémonos guiar por estos dos hombres para que el amor de Dios se haga cada vez más palpable y el mundo pueda reconocer su salvación en Cristo.
Haciéndole eco a San Pablo y dejando que resuene en nuestro interior decimos: ¡A Cristo sea la gloria por los siglos de los siglos! Amén.
P. Plácido Álvarez.
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