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Celebración de entrega y comunión.

  • Foto del escritor: Monjes Trapenses
    Monjes Trapenses
  • 18 abr 2019
  • 2 Min. de lectura

Jueves Santo


El Jueves Santo comenzamos la celebración de los misterios fundantes del cristianismo. Celebramos la entrega que el Señor hace de su propia vida, la entrega que lo lleva a pasar de la muerte a la vida en la resurrección.

Pero si el Viernes Santo nos fijaremos principalmente en el sufrimiento y en el abandono como parte de esa entrega, hoy celebramos el compartir, la comunión, la fraternidad, que se abre al tránsito tan difícil de la pasión y muerte.

Jesús quiso celebrar la pascua con sus discípulos, quiso que se unieran a él en torno a esa mesa en la cual él se ofrecía como sacrificio; les expresa su amor y comulga con ellos. Uno de ellos está espiritualmente distanciado de Jesús y de los apóstoles, pero eso no altera la fuerza y la belleza de lo que se celebra, más bien la resalta como luz que brilla en las tinieblas; tinieblas que prevalecen por un momento pero que no pueden triunfar.

La comunión supone servicio humilde que expresa el amor que está en la base y le da sentido. El lavatorio de los pies en este caso no es la labor de un esclavo temeroso sino la obra de un amor que lleva todo a Dios porque esa es su voluntad con uan humildad incomparable.

Esta comunión diferencia del mundo, no para rechazarlo sino para mostrarle otro camino, el de la serenidad y la paz aun en medio de las tensiones y dificultades. Jesús sufre no sólo porque sabe a lo que va, sino también porque los discípulos se van a ver expuestos a una severa prueba, y sobre todo sufre por toda la humanidad herida y dispersa, que él quiere sanar y unir.

Este compartir se convierte en el centro del mundo y la imagen del mundo por venir. Para nosotros se convierte en invitación, compromiso y desafío. ¿Por qué nos sentamos a esta mesa, cómo lo hacemos? ¿Estamos conscientes que por su medio entramos profundamente en la vida del Señor y en comunión con todos los que están en ella? ¿Estamos conscientes que celebramos la entrega de nosotros mismos como sacrificio?

La vida del mundo nuevo se intensifica con esta celebración, mundo nuevo que irrumpe en medio del antiguo. Nosotros somos parte de todo esto, es nuestro privilegio y el sentido de nuestro sacrificio.

P. Plácido Álvarez.

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