El Espíritu del amor vence.

Pentecostés.

Libro de los Hechos de los Apóstoles 2,1-11.

Carta de San Pablo a los Romanos 8,8-17.

Evangelio según San Juan 14,15-16.23b-26.

El Espíritu del amor vence.

Pentecostés.

Libro de los Hechos de los Apóstoles 2,1-11.

Carta de San Pablo a los Romanos 8,8-17.

Evangelio según San Juan 14,15-16.23b-26.

Cristo y su Espíritu viven en nosotros por el amor. Es necesario crecer en esta convicción, pero el Espíritu también desciende sobre nosotros como viento y fuego; viento que disipa las brumas del pecado y nos enciende con el fuego de Dios. El Espíritu ilumina, nos permite entender y perseverar en el camino.

El amor del Padre y del Hijo que el Espíritu es nos da un entendimiento como nada ni nadie puede hacerlo; un entendimiento que es la manifestación de Dios a nosotros y no una adquisición nuestra de la que podemos disponer a nuestro gusto, pero una manifestación que nos da confianza para seguir en el camino con una paz que el mundo no puede dar, y una paz muy diferente de la que el mundo pretende.

El Espíritu nos da el conocimiento de nosotros mismos como hijos de Dios llamados a ser glorificados con el Hijo si el Hijo habita en nosotros por la fe.

El amor es también un idioma que nos permite comunicarnos por encima de las muchas barreras que puedan existir. El amor vence las barreras porque el Espíritu vence en nosotros, si se lo permitimos, y aquí el amor no es un simple sentimiento sino una determinación hacia el bien que surge de lo profundo movido por el Espíritu.

A eso nos abrimos hoy para alcanzar lo que está fuera de nuestro alcance.

P. Plácido Álvarez.