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El llamado.

  • Foto del escritor: Monjes Trapenses
    Monjes Trapenses
  • 24 jun 2019
  • 2 Min. de lectura


Solemnidad de San Juan Bautista.


Isaías 49, 1-6.

Hechos 13, 22-26.

Evangelio según San Lucas 1, 57-66. 80.


Hoy celebramos el nacimiento de quien por designio de Dios se adelanta al Mesías, al Salvador. Celebramos que se abre una nueva página de la historia de nuestra salvación, algo prometido desde antiguo y que está, con este nacimiento, cada vez más cerca de cumplirse.

Pero nosotros celebramos también no sólo el anuncio sino la realidad manifiesta y alcanzada, la cercanía que ya es nuestra, y está a nuestro alcance como nunca lo fue en la historia hasta Juan.

Pero no sólo celebramos un hecho pasado; nosotros, como Juan el Bautista formamos parte de ese gran designio de Dios para la salvación de la humanidad, cada uno según la propia vocación. Vamos anunciando al Señor y asumiendo nuestro lugar en este camino. Y los monjes tradicionalmente se han reconocido en la persona de Juan como alguien que vive en el desierto, y aunque nuestra vida pueda ser silenciosa es en sí misma un anuncio, pero de nuestra fidelidad depende que lo sea.

En Juan hay una luminosidad que brota de Dios mismo, quien lo ha escogido para una misión especial, pero cada uno de nosotros es escogido por Dios y en esto reside el sentido más profundo de nuestra vida. Nuestra dignidad proviene del ser que Dios nos ha dado como su imagen y semejanza, pero a esto se añade que en la vocación específica de cada cual hemos sido escogidos para vivir con Cristo y para Cristo, y esa elección es nuestra tarea.

Nosotros preparamos la segunda venida del Señor, y en primer lugar lo hacemos en nuestros propios corazones, con nuestra propia vida, dejándonos guiar y transformar, lo cual implica un cambio en el mundo, que en comunión con la infinidad de todos los que siguen el mismo camino, llevan el mundo a Dios.

Dios Padre ilumina al mundo en la persona de Cristo y con nuestra adhesión a él nosotros también, como Juan el Bautista. Desde esta perspectiva las dificultades de cada día toman su sentido correcto y recibimos la fuerza del Espíritu para seguir avanzando en el camino, y la Eucaristía es el sacramento de esa presencia que nos sostiene.

Estamos llamados a vivir conscientes de todas estas cosas y a entregarnos a ellas, así preparamos la venida del Señor.

P.Plácido Álvarez.

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Monjes Trapenses Ntra. Sra. de los Andes - Venezuela

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