La nueva creación.
- Monjes Trapenses
- 8 dic 2018
- 2 Min. de lectura

8 de diciembre del 2.018
Libro de Génesis 3,9-15.20.
Salmo 98(97),1.2-3ab.3bc-4.
Carta de San Pablo a los Efesios 1,3-6.11-12.
Evangelio según San Lucas 1,26-38.
La lectura del evangelio, en el contexto de la Inmaculada Concepción, puede llevarnos a confundir esta solemnidad con la concepción virginal de Jesús en María por obra del Espíritu Santo, o sea, la Anunciación o Encarnación. La clave en este evangelio para la Inmaculada es la frase “llena de gracia”; no hay en ella más que gracia; no hay en ella sombra de pecado ni nunca la ha habido.
La segunda lectura, de la Carta a los Efesios, es un texto que ha dado mucho que hablar porque algunos protestantes lo interpretaban de forma que ponía en tela de juicio la libertad humana; la elección que Dios hace de antemano se convertía en una camisa de fuerza, cuando su verdadero sentido señala el designio salvador de Dios para con toda la humanidad, salvación por la cual podemos optar libremente, salvación que se realiza en Cristo.
Sin embargo, sin anular la libertad humana, Dios elige y hace santa e irreprochable a María desde su concepción en virtud de la obra que Cristo realiza y que se anticipa en María. Adán y Eva fueron creados por Dios sin mal alguno en ellos, libres, y utilizaron mal su libertad; María – nueva Eva- después del pecado original recibe el don primigenio, de ausencia de mal alguno en ella, porque Dios la escogió para ser madre de su Hijo, verdadero Dios y verdadero hombre. Y ella utilizará su libertad para que, con su “sí” humilde, la obra de Dios se realice haciéndose instrumento para la renovación de la humanidad, canal de la gracia.
Se puede plantear este misterio de otra manera: La resurrección de Cristo afecta la realidad toda, sana toda la historia –antes y después de la resurrección- y esa sanación se hace concreta en primer lugar en María, concebida sin pecado original. La primera beneficiaria de la resurrección es María en su inmaculada concepción. Hay una nueva creación en virtud de la resurrección, y esa nueva creación empieza en María, la madre del Salvador. Este es el núcleo del misterio que implica toda la historia de la humanidad.
¿Qué significa esto para nosotros? Nos dice que somos beneficiarios de esa nueva creación que se inicia en María –la nueva Eva-, y a la cual podemos integrarnos libremente. Estamos llamados a formar parte de esa historia para alcanzar la plenitud a la que hemos sido destinados. No hemos sido concebidos sin pecado original pero sí destinados a los frutos de esta concepción inmaculada. Entonces María es una luz en nuestro camino, una esperanza y el anuncio de un futuro posible que Dios hace realidad, por eso ella también es la Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza del Apocalipsis (12,1).
P. Plácido Álvarez.
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