La Sabiduría del Amor.

Solemnidad de San Bernardo.

Sabiduría 7, 7-10. 15-16.

Filipenses 3, 17-4,1.

Mateo 5, 13-19.

Transformación, Sabiduría y testimonio; son las tres palabras para reflexionar a partir de las lecturas para esta solemnidad de San Bernardo. Él era un hombre que tipificó en su vida estos tres elementos. Comienza por una transformación que lo lleva a la sabiduría, la de Cristo, y eventualmente al testimonio tanto en la Orden como en la Iglesia y el mundo.

La dinámica profunda de este proceso es el amor; para Bernardo, como para todos los padres y todas las madres cistercienses; el amor era la razón de ser de su vida, amaron al Amor por encima de la salud, de la hermosura, y lo amaron más que la luz del día porque optaron por la luz sin ocaso, por la luz de Cristo. Es Amor es luz la que nos transforma, la que nos hace ciudadanos del cielo y la que nos convierte en luz del mundo que hace a las gentes dar gloria a Dios; ese Amor es el que nos hace sal de la tierra.

Ese amor se despliega en el mundo no por nuestra propia virtud o fuerza sino por el don de nuestra transparencia a la luz de Cristo, don de nuestra humildad y de nuestra voluntad de mantenernos firmes en la presencia de la fuente de toda gracia, Cristo mismo.

El amor radical de San Bernardo a Cristo lo llevó mucho más allá de lo que sus propias fuerzas o su inteligencia le permitían, aunque era un hombre de carácter fuerte e inteligencia aguda. Nosotros no somos tan fuertes ni inteligentes como él, pero podemos aspirar a la Sabiduría y a la fuerza del amor porque el amor pleno de Cristo se derrama sobre todo el que lo busca con corazón sincero, con corazón humilde y perseverante. Estamos llamados a brillar con ese amor mientras esperamos la transformación definitiva de nuestros cuerpos, cuando Cristo los hará gloriosos como el suyo.

Se nos ha prometido mucho y se nos pide mucho. Pedimos la gracia de dar lo que se nos pide.

P. Plácido Álvarez.