Solemnidad de N.S. de Coromoto.
Aniversario de nuestra fundación.
Libro del Eclesiástico 24, 1-2. 5-7. 26-30.
Carta de San Pablo a los Gálatas 4, 4-7.
Evangelio según San Lucas 2, 15-19.
La aparición de María Santísima al cacique Coromoto es un punto decisivo en la historia de la Iglesia en Venezuela y en la del país. Establece una conexión del pueblo con el Señor a través de María; celebrarlo es no sólo recordar el don recibido sino mantenerlo vivo. Es necesario conservar las cosas de Dios en el corazón, particularmente el vínculo establecido con la Santísima Virgen en Guanare.
La clave de María en la historia es que ella nos trae la luz de Cristo que surge en esa penumbra del Sol naciente, ella lo lleva en sí. La luz que en un principio está oculta en un pesebre, se manifiesta paulatinamente y en la historia a partir de la resurrección y llega a nosotros; podemos aceptar o no esa luz y el anuncio que se nos hace.
Hay un proceso de transformación positiva que se produce con el enraizamiento de la sabiduría; es la imagen que utiliza el texto y que se aplica para referirse a nuestra relación con María; Dios nos ha escogido en la fe al enviarla a Guanare; lo que se produce en los indígenas no es sino el preludio de algo que llega hasta nuestros días y es exigente.
El cacique Coromoto se resiste y nosotros a veces nos resistimos, pero Dios no se rinde, sigue insistiendo y María es la fuerza del atractivo amor paciente, compasivo y persistente.
La resistencia del cacique no hace sino marcar una presencia y tenemos que buscar entre nosotros esa presencia que se nos anuncia y que tiene que encontrar en nosotros un corazón dispuesto.
Estamos marcados por la fe pero a menudo es una fe que no está profundamente arraigada en nuestras vidas o por lo menos no se expresa. Tenemos que conservar las cosas de Dios en el corazón como María, que nos llama a ir a ese encuentro con quien nos ama y nos salva.
Cuando se pierde la perspectiva espiritual y por lo tanto de la trascendencia, todo queda reducido a un presente oscuro, la evidencia está a la vista, pero estamos llamados a una nueva vida y a la luz que nos trae la paz.
Celebramos hoy también nuestra presencia aquí como parte de ese enrizamiento de la fe, es un gran desafío para nosotros; es en primer lugar guardar y cultivar la Palabra de Dios y ponerla en práctica con sencillez. La vida contemplativa nuestra tiene una historia corta en Venezuela y eso hace nuestro desafío mayor, y por lo tanto mayor la necesidad de oración, de paciencia y de perseverancia, pero con la alegría del Espíritu que nos trajo y que nos da vida aquí, con la compañía y ayuda de la Santísima Virgen, para nuestro propio bien y el bien de la Iglesia en Venezuela.
P. Plácido Álvarez.
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