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Paternidad y fidelidad.

  • Foto del escritor: Monjes Trapenses
    Monjes Trapenses
  • 20 mar 2019
  • 3 Min. de lectura


Solemnidad de San José.

Profesión solemne del Hno. Josse.

2.019

2 Samuel 7, 4-5. 12-14. 16

Salmo 88

Romanos 4, 13.16-18.22

Mateo 1, 16, 18-21. 24.


En esta solemnidad de San José, esposo de la Virgen María y protector de la Santa Madre Iglesia, la carta de San Pablo a los romanos nos habla de Abraham como padre en la fe, padre porque creyó, y en eso estuvo su salvación y la posibilidad de una descendencia. También San José por su fe se convierte en padre y protector, con una paternidad amplia y profunda que depende no de él sino de Dios, y así lo reconoce la Iglesia; padre en una renuncia total, renuncia que lo eleva y le da una responsabilidad como ningún padre natural ha tenido ni tendrá.

Lo que se manifiesta a través de Abraham, de David o de San José, cada uno a su manera, es la paternidad de Dios; Dios es nuestro Padre y en la fe todos tenemos acceso a Él y recibimos una promesa de que no nos abandona; su amor nunca nos abandona. Dios es para nosotros un Padre y nosotros para él hijos, como afirma el profeta Natán en relación con el rey David.

La promesa de Dios se cumple; Él viene a nosotros en la persona de Cristo, y San José es un instrumento fiel al Dios fiel. José es un hombre abierto a la voluntad de Dios y es un hombre de sueños auténticos, sueños que revelan la realidad y la llevan a su culminación. Hay que saber soñar los sueños de Dios, hay que saber acoger lo imposible.

En un presente en el que podemos sentirnos abrumados, con toda razón, es más importante que nunca soñar con lo que Dios revela para eso pueda hacerse realidad; tenemos que colaborar, orando, soñando y realizando, como San José. A esto somos llamados todos.

La profesión solemne de nuestro hermano Josse se inserta en esta realidad que venimos reflexionando, la de la fe de Abraham, la de la fe de José, y en el cumplimiento de la promesa de Dios, promesa que parece de imposible realización y que sin embargo sucede, todo hecho posible por la fidelidad de Dios y a Dios.

Josse, que en tu renuncia y tu fidelidad Dios te conceda una fecundidad espiritual para bien de tu comunidad, de tu Iglesia y de todos lo que te conocen o lleguen a conocerte, o incluso los que nunca te conocerán.

Dios está con nosotros, no lo dudemos, y la profesión de Josse lo demuestra, porque esa profesión es un acto de Dios que Josse acoge, que la comunidad acoge, que la Iglesia acoge; eso en el misterio de la Iglesia, es en favor de todos los presentes aquí e incluso de los que no lo están, incluso de los que ni siquiera saben de esto o no lo entienden.

Pero para cada uno de nosotros esta profesión es una señal, señal de que Dios actúa en la debilidad humana, la personal de Josse, la de la comunidad, la de nuestra Iglesia venezolana y la de nuestro país. Dios siempre ha actuado en la debilidad como nos lo muestra la pasión, muerte y resurrección de Cristo; lo sigue haciendo, entonces no hay que tener miedo.

Damos gracias a Dios porque insiste en venir a nosotros, insiste en acompañarnos, insiste en llamarnos. Hoy celebramos el llamado a Josse y su respuesta, respuesta que quiere ser fiel y perseverante, como lo es el mismo Dios. Hoy nos alegramos porque en la profesión solemne de Josse Dios insiste en derramar la luz de su gracia sobre nosotros; la acogemos y damos gracias.

P. Plácido Álvarez

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