top of page
Foto del escritorMonjes Trapenses

La vida contemplativa.




6 de diciembre del 2020.


A veces nos preguntamos qué es la vida contemplativa, o qué es la contemplación. La pregunta es válida. Nuestras constituciones dicen: La Orden es un instituto monástico íntegramente ordenado a la contemplación.

La respuesta no es tan sencilla de asimilar. Primero hay que hacer notar que en la práctica la definición de la vida contemplativa es la totalidad de lo que dicen las constituciones; todo en ellas está ordenado a la contemplación. Se puede analizar de a poco cómo está ordenado a la contemplación, y en el pasado reciente he abordado temas como el silencio y la soledad, que son centrales. Pero ahora quiero entrar más bien en el tema de la contemplación misma.

Sin embargo, la descripción de qué es la contemplación no es tan sencilla tampoco, especialmente si se la pone en el contexto de un diálogo interreligioso enfocado sobre el tema, por ejemplo entre cristianos y budistas; estuve leyendo algo sobre esto y me llevó a volver a leer a Merton.

Merton dice: la contemplación es la unión de nuestra mente y nuestra voluntad con Dios en un acto de amor puro que nos introduce en un oscuro contacto con Él como quien realmente Él es.

Ninguna descripción va a hacerle justicia total al Misterio, pero lo que Merton dice aquí vale la pena considerarlo. No es, y no puede ser, una descripción precisa entonces tenemos que reflexionar sobre los términos que utiliza y relacionarlos a nuestra experiencia, porque es la experiencia la que nos va revelando el significado, pero la experiencia de otros, relatada dentro de límites ineludibles, nos orienta.


Empecemos por dos términos: unión y oscuro contacto. Oscuro contacto nos dice algo acerca de lo que es la unión, ésta se esconde en el misterio de Dios, pero es un contacto real, que se va profundizando en la medida en la que nuestra mente y nuestra voluntad se van transformando para hacerse más semejante al objeto de nuestro amor.

Se trata de encontrarse y unirse, en el amor, con el Ilimitado y que en tanto tal es siempre y en alguna medida oscuridad para nosotros. Incluso unidos a Él no podemos abarcarlo y su luz es en gran medida oscuridad para nosotros.

Merton añade: el camino de la contemplación consiste en desarrollar y perfeccionar nuestra mente y nuestra voluntad y toda nuestra alma. La ascesis monástica apunta a este desarrollar y perfeccionar la mente, la voluntad y todo el ser; la Regla de San Benito nos ofrece todos los instrumentos para hacerlo, pero nada sucede sin la gracia, en la que podemos confiar plenamente.

Lo que nos une a Dios es un acto de amor puro, movido y progresivamente purificado por el Espíritu del amor, el Espíritu Santo. Sin la iniciativa del Espíritu del amor no vamos a conocer lo que este amor es, ni sentirnos atraídos por él.

Cuando Merton habla de un contacto con Dios como quién Él es, y esto tiene que ver con la oscuridad como dijimos antes, él trata de diferenciar entre esa realidad oscura y las imágenes y conceptos de Dios que nos fabricamos.

Entonces se produce un proceso de despojo en el que abandonamos nuestras ideas y nos entregamos sencillamente en el movimiento del Espíritu en nosotros; puede ser una entrega dolorosa – y este aspecto nunca falta -, pero también puede ser extática y gozosa, por la que salimos de nosotros mismos para la unión con Dios en un acto de amor puro. Nuestra Orden está íntegramente orientada a esta experiencia, la experiencia del Dios vivo. Esto debe animarnos a la entrega generosa a la que somos llamados.

P. Plácido Álvarez.

31 visualizaciones

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page